martes, 21 de junio de 2011

De Cuando Tuve Perros.

De cuando tuve perros y me sacaban al campo, a bebernos la luz de la mañana.

Chica iba delante, olfateando inocentes pájaros o gazapos que, torpes, estrenaban su independencia. De vez en cuando, asegurándose de que todo seguía en orden y que la acompanábamos en su gozo, se paraba, volvía la cabeza, y continuaba con su trotecillo ligero e ingrávido sobre la hierba, aún húmeda de estrellas caídas desde el alto cielo.

En las grandes orejas de Congo, siempre a mi lado, susceptibilidad de perro abandonado, se iban depositando pétalos de flores y la molesta espiga de la avena morisca, cosa que él aceptaba con la indiferencia de un hábito.

Llegábamos hasta estos árboles, parábamos y emprendíamos el camino de regreso.

Fue de cuando tuve perros y aún quedaba lejos el horror de perderlos.

1 comentario:

  1. Enhorabuena Florencio por tu trabajo.
    Gracias por regalarnos el espectáculo de la obra, que se hace más especial al conocer que ese camino y que esa arboleda fueron lugares significativos para ti.

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