Marianne ha desarrollado este acrílico con grandes impastos de color, buscando plasmar la plasticidad del paisaje reseco. Esto se ha conseguido con la predominancia de ocres, tierras, y sienas, pero sobre todo cuidando de que la gama melódica de color no produzca estridencias.
La inclusión de grises en este caso es muy acertada.
El efecto contraluz de las montañas imprime una notable carga de dramatismo, recuerda en cierta medida los paisajes "románticos" decimonónicos, pero con una factura actual.
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ResponderEliminarpero tengo entendido que la gama melodica solo utiliza un tono cualquiera ademas del blanco y el negro.
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