jueves, 15 de diciembre de 2011

Otro, cualquiera, yo mismo.

Cuando se mira en el espejo aparece la remota mirada de lo que fuimos: el niño que salía de la escuela y se perdía en la tarde lluviosa de invierno, los amigos que lloramos y que se fueron a la desconocida tierra que nos aguarda, la renuncia a lo que amamos y se recuerda cada día, una plaza solitaria hasta la que llegaba (dulces afileres sobre la carne sometida) la música que hacia eterno el tiempo, el mendigo con el que nos cruzamos y nos hizo temblar el corazón, una vieja alameda por la que los pájaros brillaban en su trino, la larga noche y la alta luna en la ventana, la delicada aspereza del membrillo, un desconocido que, aferrándose a los recuerdos, vaga y cree serse diluyéndose en el tiempo.

Otro, cualquiera, yo mismo, mientras espera el negro reverso del espejo.

1 comentario:

  1. Tienes mucho talento, Florencio. A mi me encanta el arte, así que te felicito, y te invito a pasarte por mi blog de fotografía, por si te gusta: www.cj32kfotografia.blogspot.com

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